Dame un poco de eso [James]

No había aparecido en la casa durante todo el día, y ahora no tenía planeado hacerlo. Me acababa de ver con Alexander hace poco, no habíamos hablado de nada en concreto pero me había divertido mucho, siempre sucede así cuando estoy con el.

Ya eran pasadas las doce de la noche, y después de haberme dado mi porción diría de cocaína en un baño público, me dirigí al bar de Maidford, allí había vagabundos y borrachos, por lo que no tenía miedo de que me reconocieran.

Al llegar pedí una cerveza, de la más fuerte que tuvieran, tal vez hoy dormiría en la casa de algún amigo, sino ya me las vería para quedarme en otro lugar que no sea mi casa.

James no era de presentarse demasiado por esos bares de mala muerte, su día había sido tan monota mente aburrido pero hoy le tocaba de cuidar de su hermanita la cual no paraba de preguntarle donde estaban los demás, de su hermano no se preocupaba pero con respecto a su hermana era un caso totalmente diferente y ya no sabia siquiera que hacer con aquella chica y ya estaba temiendo en cualquier momento que terminase en el hospital y todo por culpa de aquel hijo de su reverendísima madre llamado Alexander Williams, si pudiera se haría cargo de el y lo desaparecería mágicamente de la faz de la tierra de Maiford pero lamentablemente el seria el primero en ser sospechoso y no quedaría bien marcado en su expediente y menos mientras estudia una carrera universitaria de abogacía, no valía la pena pero su hermana si la valía.

Estaciono frente el primer bar que vio, salio del coche y entro finalmente al bar, no era nada del otro mundo y el no acostumbraba a salir por las noches, no por que fuera aburrido sino por que desde el momento en el que tuvo que madurar decidió que no iría a mas fiestas ni se emborracharía hasta quedar en coma alcohólico como antes lo solía hacer pero antes era antes... antes tenia una madre que lo regañaba. No se fijo en que gente había por que solo se escuchaban los vozarrones de los hombres borrachos y de los que ya estaban en camino a eso, solo se sentó en un taburete de la barra y pidió una cerveza, la mirada clavada en la barra y con una codo apoyado en este mientras su mano cargaba con su cabeza, hoy era uno de esos días en el cual se quería olvidar de vivir.

Bien, iba en mi camino a la perdición ese día. Había entrado al baño y con extremado cuidado de no tocar nada que pudiera afectar mi salud, me di otra (y bien merecida) porción de cocaína. Este era un avance, antes lo hacía unas cinco veces al día, ahora solo dos o tres; pero claro que lo haría más veces si no conociera a medio mundo que la pudiera delatar con sus hermanos (muy exagerados y paranoicos a mi gusto). Salí del baño con el mismo cuidado con el que entre, podía ser muy fría y mala cuando me lo proponía. Iba a irme a mi asiento de nuevo, cuando oí que la puerta se abría, nunca le prestaba mucha atención a quien entraba o salía, de hecho, me valía un comino, pero algo esta vez me hizo voltear... tal vez fue la cabellera rubia, extremadamente familiar, lo que me hizo voltear. Oh, ahora si que estaba en mi camino a la perdición...

Con sumo cuidado de que no me viera, me volteé y levanté el gorro que tenía mi chaqueta, primero haciéndome una coleta improvisada para que no se notara tanto el cabello rubio. Camine, casi dándole la espalda a James, pero con una naturalidad que esperaba que el creyera que era solo una chica más... Pero recordé algo, en ese bar nunca había chicas. "Mierda" pensé para mi misma. Traté de disimular y pasé hacia mi asiento que estaba hasta el lado opuesto a donde estaba James, agarré la cerveza, dejando la propina y me volteé bruscamente, pero... Oh! Vaya suerte que tenía! Choqué con un hombre borracho que estaba tirado en el piso ya que se había resbalado, y ahora yo estaba con el. Los vidrios de la cerveza volaron por todos lados y el líquido me cayó todo encima, gracias a un milagro los vidrios no. Miré rápidamente a James, probablemente aún tenía tiempo de salir de ahí. Pero no, el ya me miraba, pero aún no podía descifrar su cara, no sabía si era de enojo o sorpresa, pero apostaba por las dos. Y de repente recordé lo que William había dicho esa tarde en la casa, cuando peleabamos: " si vemos que tu vida se va a pique y sigues probando lo que te tomas y te vas destrozando la vida, no te preocupes, yo mismo me encargaré de no volváis a veros, está claro?"

Si, iba a mi camino a la perdición.

Se podría decir que estos lugares así lo relajaban ya que nadie lo conocía, era un chico mas que solo buscaba tomar una cerveza y tratar de dejar de pensar en todo lo que lo rodeaba, muchas veces pensó en mandar todo a la mierda, dejar todo de lado e irse ya que muchas veces le habían agarrado esas ganas de viajar por todo el mundo como un mochilero ¿lindo no? pero para eso no se necesitaban solo ganas sino que valor de saber enfrentarse el mundo que tenia a su alrededor y tener a conciencia bien despejada sin saber que su familia se estaba yendo a pique por aquella rubia malcriada que tenia como hermana. Le dieron el vaso cargado de aquel liquido tan relajante y para su suerte era una de las mejores, como si el no supiera de esto, tomo un sorbo tranquilamente notando el movimiento a sus espaldas pero no le dio importancia ya que estaba pensativo pensando en nada especial aunque salio de aquella nube al oír caerse a alguien y los vidrios estrellarse contra el suelo, rápidamente pensó que alguien se cayo de lo borracho que estaba pero vio una figura femenina en el suelo ¿una mujer en estos lugares? aunque no era nada mas que una chica sino que tenia un rostro tan familiar... sus ojos se clavaron en los suyos y con una expresión de fastidio entremezclado con decepción se presentaba en su rostro ¿en que quedaron esta tarde? esto no se quedaría así como si nada. Se paro al instante caminando con todo su cuerpo tenso para asegurarse realmente de que se trataba de Haylei y para su mala suerte si, era ella, le extendió una mano mientras la miraba fijamente... aunque hubiera poca luz en el bar podía notar sus pupilas dilatadas y su nariz irritada, preferiblemente hubiera querido creer que solo eran las luces pero no... Ella no estaba enferma y aquellos rasgos eran signos de que se había estado drogando, no podía negar que nunca probo ninguna droga pero siempre limitada y que tenia algunos amigos y conocidos que lo hacían, quizás por eso ya sabia del tema y era tan penoso pensar que su hermana también lo hacia.

Mantuve la vista firme en sus ojos, temiendo que si me volteaba o hacía algo el me creería una cobarde, y era lo menos que quería. Observé su cara, aún con la poca luz de podían notar esas facciones que lo caracterizaban tanto... y de repente me entraron las ganas de ¿suplicar? suplicar por mi vida tal vez, estaba segurísima de que eso no se quedaría así, y menos tratándose de James del que se hablaba. Escuchaba sus pasos y con ellos mi mente como que me decía "corre, aún tienes tiempo de correr, tal vez aún ni te reconoce", y deseé aquello último con tantas ganas como nunca había deseado algo. Pero ya era muy tarde, sus pasos había cesado después de oírlos cada vez más cerca de mi, si levantaba un poco más la vista podía toparme con la luz del foco y, sobresaltandole con la luz, su furia y decepción. Aquello último fue lo que me dolió más.

No sabía que iba hacer, ¿me iba a gritar ahí? ¿solo se iba a ir sin decir nada? Bueno, lo último lo podía descartar, el nunca dejaría eso así. Pero lo que siguió a eso, me sorprendió bastante y en mi interior me dieron ganas de sonreírle, sonreírle como cuando le sonreía de niña cada vez que nos peleábamos y al final terminábamos riendo... sonreírle como hasta hace poco de un mes le sonreía.

Tomé su mano con delicadeza y yo no necesité usar mucha fuerza para levantarme gracias a la suya. No lo miré por un rato, miraba todo el desastre que había causado. Ayudé al señor a pararse aunque este me estuviera gritando varias maldiciones que ni yo misma pronunciaría cuando estaba ebria. Me disculpé varias veces con el cantinero y me volteé hacia James.
-Vamos - lo agarré del brazo y salimos del bar. Estaba oscuro, con un solo faro iluminándonos a unos 3 metros de nosotros, y frío, y la cerveza derramada en toda yo hacía que tuviera más frío. Eso aumentó al ver la expresión fría del rostro de James. Ya sabía lo que seguía, pero no sabía como acabaría. Por es aquello no se podía llevar a cabo en el bar.

No podía ser peor aquello, no le gritaría por que no tenia ganas de ello, el desgano lo echo hacia bajo como un balde de agua bien helada, la miro de arriba abajo viendo como tenia toda la bebida volcada y trato de calmarle un poco los humos al hombre que estaba insultando por lo sucedido, la ayudo a levantarse y aun sin dirigirle la palabra a ella pago la cerveza que había estado tomando cuando al poco rato sintió que lo tomaban del brazo y lo jalaban la cual sin mas ni menos era su hermana, si vista se centro al frente y aun conservaba su mirada seria, ida y decepcionada, ya decía el que su hermana era una gran actriz para actuar y como lo había echo hoy a la tarde le había funcionado bastante bien, hasta James le creyó un poco y eso que siempre desconfiaba de todos mientras observaba todo con su analítica mirada, típico de un futuro abogado criminalista. La noche estaba fría de lo común, como buena hermano que era se quito la campera que llevaba puesta y se la entrego a Haylei sabiendo lo helada que estaba y mas aun estando toda empapada expeliendo un olor muy común entre los borrachos pero sorpresa! Ella no era cualquier borracha sino que era su hermana y por ley hora mismo tendría que estar regañándola, gritándole, haciéndole saber lo mal que estaba, amenazándola para luego terminar con un “¿me perdonas James?” “Claro Hailey, después de todo eres mi hermana y te quiero mucho mas de lo que te imaginas” no, el no era así como su hermano que era mas relajado en estas cuestiones, no daba el brazo a torcer rápidamente ni dejaba que su semblante se suavizara ante unas pocas lagrimas de cocodrilo. Su auto, estaba estacionado por algún lugar cerca del bar y justamente estaban yendo en esa dirección, no sabia si su hermana quería subir pero el lo haría y que mas le daba, que se arruinara su vida sola aunque valla, si ella se la arruinaba se la arruinaría a todos los que la aprecian. No dijo nada por que en si emitía algún sonido estallaría y empezaría a insultarla como tantas veces lo hizo, no quería hacerlo.

No decía nada, ¿por qué no me decía nada? Aquello estaba desesperando a mis nervios. Seguía sin mirarlo. Me estaba abrazando los brazos ya que tenía mucho frío, fue cuando empecé a frotármelos para entrar mas en calor que el me dio su campera, la agarré, confundida, ahora me sentía terrible por lo que había hecho. Me la puse sobre los hombros y agarré con las manos la parte que estaba abierta y la pegaba más a mi cuerpo, así estaría más caliente.

Lo miré de reojo por unos segundos, no me atrevía a más. Me sentía totalmente terrible y culpable. Giré mi cabeza un poco, hasta que pude ver de nuevo esa mirada extremadamente fría y decepcionada que ya había visto varias veces, pero ahora era diferente, ¿qué era? que ahora esa mirada era especialmente dedicada para mi. Se me heló el corazón, abriendo un poco los ojos, y volví a apartar la vista.

Nadie hablaba, no se emitía ni un solo ruido, excepto una que otras risas de borrachos que agradecía por sacarme de ese infierno congelado en el que ahora estaba junto a James. Seguro ya habían pasado unos 10 minutos de que saliéramos, pero ni el ni yo nos habíamos dado cuenta, pensábamos, cada quien en las cosas que pensaba de ahora.

-Anda - comencé a hablar, con un hilo de miedo y horror en mi voz - Gritame, insúltame, dime lo que quieras, me lo merezco - no trataba de parecer que me hacía la sufrida porque en verdad no quería hacerlo - No te voy a suplicar que me perdones ni me voy a hincar de rodillas, porque sé que nunca me perdonarás - me detuve un momento, mirando hacia abajo, al continuar mi voz se volvió un poco más firme - Lo que dije esta tarde, todo, fue verdad, no quiero que pienses lo contrario aunque se que ya lo haces - sonreí irónicamente, sin ganas - Sé que me estoy mandando a la mierda yo sola, y sé que ya te cansaste de decírmelo - le miré a los ojos, firmemente, clavándole mis ojos azules que tanto se parecían a los suyos - Pero por favor, si ya no piensas soportar ver jodiéndome la vida, solo te pido que me hables, que digas lo que sea, por última vez.

No le molestaba el silencio, manos aun sabiendo que a su hermana le carcomía el nerviosismo… como si no la conociera, el silencio le parecía tan acogedor y calido aunque ahora hiciera frío pero la rabia podía mas, solo se escucho una respiración onda proveniente de James, eso ayudaba a que no empezara a insultar, no le agradaba hacerlo pero su vocabulario ya estaba preparado para estallar así. El silencio cayó al hablar su hermana con una fina vos notando en esta el miedo ¿miedo de no poder ver mas a su amado Alexander? Seguramente eso ya que las palabras de William habían sido claras y sabia con firme era el semblante de su hermano en esas ocasiones, no la miraba aun, no quería verla a los ojos por que vería en ellos como mentía y a la ves decía la verdad… al oír que ya terminaba su discursito la miro de reojo ¿Qué decirle? Si ya estaba todo dicho, todas las charlas no habían servido de nada y eso era lo peor, la gente se preocupaba por ella pero a Haylei le importaban tres cagadas – dámelas – solo esperaba algo, que no se haga la estupida por que sabia de que estaba hablando, que le entregue lo que se halla estado tomando, fumando o aspirando, las drogas... sabia que luego conseguiría mas, hay que usar sentido común en estas ocasiones, pero no soportaba saber que su hermana ahora las tenia en su poder.

Había hablado, por fin había hablado. Pero eso no era exactamente lo que esperaba, bueno, ese día no era nada como lo esperaba.. todo era una mierda ese día. "Damelas" había dicho, ¿qué le diera que? Oh, claro que sabía aquello, quería que le diera lo único que me mantenía alejada de todo lo malo en este mundo, aunque fuera solo por un momento, después vendrían más "momentos felices". Se las di, todo lo que tenía en mi bolso trasero de mis jeans, ya no era mucho ya que lo demás lo había vendido y el otro poco, consumido. Le di una bolsa lleno de dinero, unas 500 libras (recuerda que estamos en Inglaterra e.e) que había ganado con las que había vendido, aún no sabía lo iba a hacer con el dinero, pero había pensado en comprar más drogas, ahora sabría que no podría hacerlo por un tiempo ya que recordaría aquella mirada que James me dirigía.

Aquel silencio ya muy común entre nosotros se hizo más grande, ya no incomodaba, ahora me hería. Me moví, impaciente, en mi lugar, junté las puntas de los pies, mirándolos con la cabeza hacia ellos.
-Dimelo, por favor, necesito que me lo digas - supliqué un poco, enserio necesitaba que me dijera todo lo que tenía para decirme, en ese preciso momento, todo. No me importaba si me gritaba y me insultaba, solo necesitaba oír su voz tal y como era.

Bien, al menos no se había echo la otra y se lo había dado todo, o eso parecía... cocaína, dinero... eso dolía, se las guardo en el bolsillo y aunque eso pareció sospechoso el no haría nada ¿que caso tenia usar drogas? James era lo bastante inteligente como para saber que aquello solo le arruinaría la vida, aquellos trabajos prácticos y charlas en la secundaria eran bastante practicas aunque muchos opinen lo contrario y no presten atención diciendo “yo se controlarme” era difícil aceptar que su hermana estaba en ese numero de adolescentes ¿eso pasaba no? Suspiro para oir otra ves aquel tono de suplica de su adorada hermana ¿acaso era masoquista? ¿Qué ganaría ella con esto? En un principio no quiso darle el gusto pero… ¿acaso era la ultima ves que diría esto? ¿Ultimo regaño? Parecía eso – Haylei… ¿Por qué mierda lo haces? – la única conclusión que tenia era que aquel tipo llamado Alexander la había llevado hacia ese mundo de porquería pero había algo mas, sabia cuanto sufría desde que su madre había muerto y acaso ¿esa era la razón? Tenia que saberlo, escucharlo de sus palabras, sin mentiras como antes de todo esto lo hacían recordando lo bien que se llevaba, aunque no demasiado ya que siempre serán los típicos hermanos que se pelaban por las mínimas cosas, pero esto era diferente.

Esperaba, un tanto impaciente y me seguía moviendo un poco incómoda, pero no mucho como ya lo había hecho tiempo atrás. Quería que hablara, que lo soltara todo para que así yo también pudiera hacerlo. Habló y lo miré con los ojos abiertos, mucho tal vez, pero el no los vería ya que cuando me viera a los ojos yo bajaría rápidamente la cabeza. Ahora, ¿qué le decía? No iba a mentirle, no, por supuesto que no, ya no, ya nunca más. No mas mentiras, no más llantos, no más suplicas.
-Porque la extraño - dije en un susurro, sabiendo que el sabía perfectamente a lo que me refería, entre el silencio que había pareció como si hubiera resonado en toda la calle, adentro del pub, ya no se escuchaban las risas, todo era silencio, y ahora que quería que hubiera más ruido que antes. Pero ya lo había dicho, ya no había vuelta a atrás. Jamás lo había dicho a nadie, ni siquiera a Anya.

Y es que en cierto modo me sentía culpable. Culpable porque William se tuviera que encargar de todos nosotros a temprana edad, culpable porque James fuera peor de como era antes, culpable porque veía que Annabelle también sufría y yo no hacía nada. Culpable porque les estaba arruinando la vida a todos lo que me rodeaban y querían, con lo que y hacía. Pero, si ese era el caso, entonces ¿por qué los demás no hacían lo mismo? ¿por que creía que a mi me dolía más que a todos cuando nuestro padre estaba encerrado sin hablarnos?

-Porque lo extraño - agregué ahora, refiriéndome a mi padre. Lo miré un poco y al final dije - Porque te extraño, a ti, a William... hasta a Annabelle - admití. Era cierto, todos nosotros habíamos cambiado, para los que nos miraban desde el exterior seguíamos siendo los mismos, pero adentro, todos nosotros sabíamos que habíamos cambiado radicalmente, dándole una vuelta de 360º a cada una de nuestras vidas. Extrañaba todo.





Off: Esto va para una película *O* (?)