Aburrida de pasarme todo el día sola ya que apenas conocía a gente decidí montarme en mi descapotable rojo nuevo y diriguirme al pueblo mas cercano. Jamás había estado allí, aunque había escuchado a mis padres hablar de el.
Tras estar una hora recorriendo las pocas tiendas que había entré en uno de los bares que parecía estar mejor que las tiendas de ropa. Las horas pasaron casi sin darme cuenta y ya no recordaba cuantas copas había bebido. Pensé que era demasiado tarde y salí del bar intentando caminar recta, algo que era dificil de conseguir ya que llevaba unos zapatos con bastante tacón.
Caminaba por las calles sin saber que hiba a hacer. No recordaba donde había dejado el coche y tampoco podía conducir.